Parece
divertido levantarte en la mañana y hablar con un acento francés,
italiano, alemán entre otros; sin embargo esto no tiene gracia
alguna para los que padecen este síndrome ya que habitualmente es una consecuencia
de una apoplejía u otra grave lesión cerebral anteriormente sufrida. Los
pacientes que padecen este mal hablan su lengua
materna, de forma involuntaria, como lo haría un extranjero, sin ni siquiera
haber escuchado jamás el acento en cuestión. Se cree que esto sucede cuando las
zonas dañadas del cerebro corresponden con las encargadas del lenguaje. Este
efecto es inevitable para la persona y, por su brusca aparición, traen como
consecuencia problemas emocionales relacionados con la pérdida de identidad
personal. Al ser alteradas las zonas del cerebro correspondientes a los
patrones de entonación, pronunciación, elaboración y discurso, se oye como
si
se
hablara mientras recibe una
potente anestesia. Así, no es que la persona finja el acento, es que
simplemente le sale así, un acento extraño que no se parece a nada, pero
extraño al fin.
Bibliografía:
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